BABILONIA SIN MASCARA
Por: Inés Verónica Obando
Desde que la historia del ser humano inicio se sustentaron calumnias. La Puta de Babilonia utiliza un lenguaje crudo, de expresiones populares, fácil de entender y vulgar en ocasiones acercándose a la intimidad de los personajes y tocando su lado sexual, para dar a conocer los hechos más escabrosos de la iglesia. Fernando Vallejo autor de la obra, inicia denominando a su libro con un nombre utilizado en el Apocalipsis para describir detalles ocultos e intenta acercarse a la realidad de los sucesos de la jerarquía eclesial.
Tomo el libro, lo abro y comienzo a leer, el estilo del autor me impacta y me recuerda el sensacionalismo de algunos diarios, pero a la vez me engancha su estilo, me fascina conocer un relato diferente que nos sacude la conciencia y nos remueve las creencia invitándonos a re- plantear nuestras convicciones.
“Que buen libro”, pienso, el autor es casi un asesino en serie, uno a uno va haciendo de sus personajes relatos precisos con datos bochornosos para los aficionados del Opus dei, les ardera la conciencia pero como en una parte del libro dice Vallejo “Que importa, de algún modo hay que llamar las cosas”.
Sin secuencia de datos y hechos maneja el interés del lector intensamente.
La obediencia de San Francisco de Asis con respecto al Papa Inocencio III o como le conocían “El anticristo” se vuelve patética al contrastar el fin de Francisco con el de los albigenses quienes fueron condenados a muerte por no asumir las exigencias de la iglesia.
Toca con rudeza la sensibilidad de las escrituras sagradas como el Corán y la biblia entre otras; haciendo de sus análisis esclarecimientos de fechas, locaciones y nombres que aparecen en los textos de forma irregular y marcan la pauta de la imprecisión histórica. Sostiene que el cambio del idioma en el momento elocuente de la traducción descompone, o se vuelve un buen pretexto para re armar la historia en favor de la iglesia.
Vallejo se ríe en la cara de los Papas que terminaron sus días en las camas prohibidas. Juan XII y Benedicto V deshonrando a la sagrada institución que creía en la pureza de sus actos y sus valores irrefutables.
Hace énfasis desde su perspectiva vegetariana la necesidad de mejorar el trato hacia el reino animal y recuerda como ninguna de las religiones se preocupa por la condición de cuidado de los animales.
Remarca la opulencia de presupuestos del Vaticano y las ganancias que obtienen de su valor ostentando sus haberes sin medida.
La muerte del Papa Juan Pablo II es detallada con sarcasmo culminando la fiesta inmoral que entierra a la Puta de Babilonia. La puerta de la gran bestia negra es abierta para el Islam.
Desenmascarar y abrir los ojos a los lectores se vuelve urgente en el libro. Mirando desde la perspectiva del raciocinio a las escrituras y sucesos de la iglesia. Trata de desmitificar la versión oficial de la jerarquía eclesiástica poniendo en tela de duda los argumentos que han sostenido por siglos su monopolio.
La respuesta puede estar argumentando la verdad desde la Arqueología, Filología, Paleografía, Análisis textual y el estudio de las lenguas semíticas.
1 comentarios:
Excelente. Aunque el colombiano vegetariano quien escribio el libro, pudo ser más diplomático y decir lo mismo, con toda la criticidad necesaria, pero sin tanto insulto ("lo cortés no quita lo valiente").
El autor colombiano a veces raya en lo vulgar. Pareciera que sufre coprolalia (del griego copro "κόπρος", excremento, y lalia "λαλεῖν", hablar; tendencia patológica a proferir obscenidades).
Pero en el libro no solo embiste contra las iglesias, sino también contra el pensamiento mayoritario de nuestros tiempos: la desmedida importancia que se brinda al espectáculo, el consumismo, el gusto por las buenas carnes (me refiero a los cadáveres de animalitos que comemos en el almuerzo).
El libro sería más provechoso si fuera más ordenado, más cronológico. Ni bien termina de hablar de un papa, se salta unos cuantos siglos para contar otro acontecimiento, y en media guerra, sin contar el final, vuelve a donde empezó. Y así va y viene.
Usa calificativos y razonamientos, que solo provocan a los "creyentes", en lugar de explicar la poca consistencia de la "fe".
Mayoritariamente estoy de acuerdo con el libro en los aspectos de "fondo" (aunque tengo mis serias dudas sobre la propuesta del autor de dar al resto de especies animales casi un trato de "vacas sagradas").
Pero en la forma discrepo totalmente . . .
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