Película:
LOS COLORES DE LA MONTAÑA
Artículo de Opinión
Por Inés Verónica Obando C.
“A POCA LUZ”
Una realidad muy cercana, la colombiana.
En silencio se tejen los colores de la montaña. Manuel un niño que percibe el entorno con sus colores desde su salón de escuela y una mochila que está llena de ilusiones, esperanzas y un balón viejo, traza con su visión y su pelota de fútbol una jugada que desarrollara parte importante de su vida.
El miedo se viste de guerrillero y confronta constantemente a Ernesto su papa, dándole rastros de lo que no debe hacer en medio de las aventuras y los juegos infantiles, los signos de un conflicto armado e insinuantes invitaciones obligatorias le convocan a su papa a escapar de la realidad que se baña en sangre y mantiene firme sus zapatos de civil.
Manuel de 9 años recibe un balón nuevo como regalo de cumpleaños de Ernesto su papa, por accidente este balón cae en un campo minado de intranquilidad y miedo para todos los habitantes de la Pradera. A pesar del constante peligro Manuel no deja de lado a su pelota e inconsciente sueno de llegar a ser un futbolista. Y es que en nuestros recuerdos de niñez siempre está el niño que se adelanta y nos muestra cosas que no conocíamos, Julián esconde modelos de balas que son inimaginables de guardar para un niño de su edad. La hostilidad hace gala de la realidad y escribe en las paredes del pueblo “Guerrillero ponte camuflaje o muere de civil” saca hasta a la propia maestra de Manuel con lágrimas de impotencia del lugar para dejar de lado a los niños llenos de ganas de aprender a vivir con dignidad.
Vivir con una ley no escrita y vigente por la fuerza de las armas y el dominio debe ser inmovilízate. Ecuador cercano geográficamente, pero ajeno a esta realidad, es la casa más cercana para acoger a personas abrumadas por la situación de la guerrilla.
La guerrilla se construye a poca luz, un grupo de resentidos sociales que portan armas, pero que carecen de respeto a la vida y la libertad. Apoyando actividades ilícitas relacionadas al tráfico de drogas y secuestros entre otros. Incansables y luchando sin darse cuenta contra sus compatriotas, contra ellos mismos. Perdieron el norte y luchan con ataques sorpresa, emboscadas y tácticas similares a la de un cobarde.
Esta verdad miserable que se palpa en la película, nos mueve el piso de la solidaridad y nos une a formar parte de los amigos de Manuel en momentos inocentes, ignorando la realidad. Ajenos al paramilitarismo de Colombia, con cierto miedo los ecuatorianos nos sentimos acechados a que parcialmente nos golpee la puerta el accionar de ciertos grupos armados y al margen de la ley que se organizaron a partir de los años 1970 con el fin de combatir a los grupos armados de extrema izquierda.
Cercanos a la violencia de hacendados, colonos y pequeños industriales los cuales llegaron, en los años 1990, incluso a la conformación de una entidad mayor a la que denominaron Autodefensas Unidas de Colombia bajo la sigla AUC.
Asociamos mentalmente las guerrillas con las mafias de la droga y secuestros en un rompecabezas que en base a la experiencia de Manuel nos acercan a una realidad no vivida pero palpable y que nos interrumpe el pensamiento con ecos de preguntas: El ecuador está próximo a vivir bajo esta realidad por la proximidad de territorios? Que podríamos hacer ante esta realidad? Acto seguido cerramos los ojos y llenos de esperanzas esperamos que esta realidad no camine el suelo ecuatoriano. Abrazamos a Manuel y a poca luz le ayudamos a recuperar su balón y su tranquilidad.
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