“El rumor”, no es una herramienta
con la que el comunicador pueda contar.
Por: Inés Verónica Obando
La falta de planes de difusión de información real en lo que concierne a comunicación interna puede llegar a ser un grave problema para una empresa.
“Una atmosfera laboral tensa es la vía directa para echar la productividad y calidad por la borda, el rumor puede llevar a la empresa al caos” sostiene Karen Wormald. Como causa y efecto, la presencia en forma de bola de nieve puede afectar negativamente el ambiente de trabajo, volviéndolo incomodo, extenuante, e insoportable en ciertos momentos.
Sin dudar considero firmemente que una estrategia de comunicación interactiva podría ser la creación de un counter que se encargue de entregar respuestas precisas y rápidas a las solicitudes de información del personal. Esta atención a las inquietudes del personal podría marcar la diferencia en la comunicación interna de una empresa y lograr con acción que el cliente interno se sienta satisfecho y parte de la empresa.
El rumor definitivamente no puede ser una herramienta que el comunicador pueda utilizar, al contrario debe desecharla. Una razón inconsciente que puede llevar a un ser humano a actuar en determinadas formas de rumor; podría ser planteada como la necesidad de pertenecer a un grupo social, fundamentando este punto como una necesidad básica que en ciertas etapas llevara a un trabajador a unirse inconscientemente a un grupo de personas que en su intento puedan ganar atención y presumir de cierta información privilegiada. Asociándolas con la expresión de este deseo de convertirse en actores protagónicos de un círculo social. En segundos un individuo podría pasar de manejar un perfil bajo a montar un “rumor” que se mueva en todos los sentidos, e invada los ámbitos privados del resto de trabajadores, saliendo del control de la empresa y este cautivando el poder de la atención de sus colegas.
Un ejemplo del poder del rumor, puede ser Hitler a quien se le atribuyo inicialmente una particularidad de poder que inicio con una tabla rasa de los derechos humanos, sin que los pueblos dominados protestaran, condicionados y envilecidos por el terror, y fenómeno de introyección colectiva que movió el “rumor” de multitudes; incrementando el poder de Hitler.
En algunas empresas se ha establecido estadísticas de un fenómeno que se produce cuando existen ofrecimientos irreales alejados abismalmente de la realidad en cuanto se refiere a las posibilidades de cumplir lo que promete una empresa, esto sería una causa efecto de rumores (R=ixa).
Entonces, el manejo de estrategias es crucial para mantener una superficie intacta donde fluya la comunicación sin que los rumores que siempre van a existir perjudiquen a la entidad. El rumor debe ser manejado a tiempo y no puede ser utilizado como una herramienta de comunicación, porque al hacerlo estaríamos enfocado la energía y concentración del personal y llevándolo a propiciar información no oficial.
En este delicado proceso podría entrar como ultima ficha del rompecabezas la imagen, decisión y mensaje. El lienzo del perfil en esta fórmula seria la realidad, la imagen en forma en virtud de la información y el mensaje un canal exacto bien evaluado y analizado.
El comunicador debe proponer estrategias claras, y adelantarse siempre a lo que pueda acontecer en una empresa, una vez que entramos en acción, motivarnos con el sentido heroico de Bolívar, la paciencia de Lincoln, la tenacidad de Ford, la disciplina de Suarez, la investigación de Einstein, la universalidad de Goethe; para fortalecer la información y hacer de nuestros mensajes, códigos que sean entendidos como una fuente confiable.